martes, 24 de abril de 2012

El próximo Viernes es el cumpleaños de mi marido...y llevo más de una semana dándole vueltas a la idea de qué regalarle...y la verdad, es que aún no se me ha ocurrido nada...
¿Una colonia...o una camisa?, y si no, ¿qué tal unos pantalones y unas deportivas...?....¡¡Dios mio, que desesperación eso de encontrar el regalo perfecto!!

Regalar es una mezcla de arte y ciencia, y para regalar bien hay que conocer al otro y también adivinarlo...porque si sabes exactamente cómo es, qué cosas tiene y cuáles le faltan, es más fácil acertar....o al menos eso quiero pensar.
la mayoría de los regalos fracasan porque nos olvidamos de la persona a la que se los vamos a hacer, y lo que logramos es disfrazarla de nosotros mismos.Lo que hay que intentar es lo contrario, entender que lo que importa no es lo que tú comprarias sino los que ellos quieren, (mi marido con una barbacoa es el hombre más feliz del mundo). De hecho, hay ocasiones en las cuales el hecho de que algo te parezca horrible es una garantía de éxito.. Aún recuerdo cuando le regalé a Miguel un polo rosa clarito precioso,  y también recuerdo la cara que puso cuando abrió el paquete..Él no quería ni pensaba vestirse de rosa ja ja ja..(estos mitos sexistas de los 70 han hecho mucho daño ja ja), era yo ,la que quería verle vestidito de niño pijo.En cambio, si no pienso mucho y acabo comprándole cualquier prenda que yo no me pondría ni en sueños...es cuando se emociona y todo de la alegría jajaja.
Entonces...¿un regalo es un espejo en el que se ve reflejado con más claridad quien lo hace o quien lo recibe?...es cierto que lo que regalamos a una persona resume lo que pensamos de ella?

Está claro que regalar es conocer....algo complicado y casi imposible...En cuanto a mí, lo tengo clarísimo: yo regalo para triunfar, para que el otro tenga algo que le vuelve loco o algo que necesita de verdad. Y como los regalos tienen dos caras, también algo que, a ser posible, sea como un resumen o una maqueta de lo mucho que lo quieres, de lo bien que le conoces. Lo que sí he aprendido es que a veces para conseguirlo hay que saber esperar hasta que ese regalo aparece, sin dejar que las fechas te metan prisa. Precipitarse y acertar no suelen ser cosas compatibles”.
Todo un mundo el de los regalos. Rompes el envoltorio y nunca se sabe que vas a encontrar dentro. ¿Será verdad que nadie conoce a nadie?



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